Lapislázuliz

Palabras en el aire que buscan ser respiradas.



Difícil componer sin guitarra mientras veo,
en realidad, mientras leo
tus imágenes procaces
en mis muslos tendidos,
firmes y lozanos, los años aún me ayudan.

La juventud no me pesa en el cuerpo
a veces sí en el alma
en las manos no se me ven las arrugas
pero las cicatrices queman la piel
esa que hoy se broncea con miel.

Los ojos de mis dedos
se pasean a lo largo y ancho
de tu viril espalda imaginaria
de las mentiras de tus verdades y
mis manías legendarias.

Aún creo en las historias con salvavidas
y a pesar de que siempre la ironía es perversa
nada se combina mejor que mis dedos en tu oreja
sí, la derecha, esa que acaricio mientras manejas
todas las veces que a casa me llevas.

A pesar de todo, parece que es una gran suerte amar
aunque una pena tener que olvidar
lo mejor de todo es que el amor siempre vuelve
bajo el rostro de otra gente, y otras voces
una y otra vez y muchas veces.

Te extraño, pero buena suerte y hasta luego.



                                                              

A pesar de la imaginación certera que me invade
tus mejillas azuladas me endulzan las ideas,
me critican las infinitas caricias,
apartan de tus patillas las yemas de mi dedos
y me abrazan los besos prohibidos.

Aunque el tiempo sea contradictorio,
breve pero prolongado cuando estoy contigo
es suficiente para capturar eternos instantes,
como cuando una ola rompe su silencio
en un segundo que se vuelve infinito en mis oídos.

Eres una mixtura en mis sentidos
una lengua casi extinta en mis manos
de la que sólo puedo conocer la mitad
sí, la gramática con reglas generativas
no, al hablante casi perdido.

Vivir del silencio, coleccionando recuerdos
soy sola esta vez hasta que rasguñes la puerta,
las horas largas, las tardes en el malecón donde ahora estoy,
mirándote, mirándonos, con la brisa y la arena
con la ilusión a cuestas y a medias...


PD. El título e imagen son muy arbitrarias.


El lapislázu-liz de hoy es increíblemente esta canción que ya tiene historia:

La recursividad lingüística,
hoy,no es mi amiga,
me deja sin poder jugar con las palabras.

Y porque una canción siempre es un buen salvavidas,
aquí te tiro el mío, envuelto en melodía.

Aunque tú no lo sepas




Para quien que comparte conmigo más que una sonrisa.


Al parecer no es tan real lo normal
y hasta llega a ser tan virtual lo que puedes palpar
estás cansado de besar la soledad,
de engreír a la sombra que calma tu ansiedad.

El amor, para ti, es un juego peligroso al que quieres retar
es casi un pasatiempo que no puedes dejar
un vicio que te consume,
del que no puedes ni quieres saltar.

Eres un beso al vacío más un recuerdo compartido
pero ya sabes lo que siempre digo
el amor es bonito cuando es de dos
cuando tarareas una canción brillando como el sol.

Yo te entiendo y me observo en ti
en tu sonrisa dibujada con esa ilusión
que yo bien conozco y de la que soy testigo
mientras tú te enredas en mi silencio, y
vas coleccionando mis secretos.


El lapislázu-liz de hoy es la que tanto te gusta:

Hoy no estoy para consejos
solo para ver el mar en La Punta
rodeada de piedras húmedas
y con la sonrisa hecha brisa

Viendo el fin de las olas cerca de mis pies
y la espuma que se forma como algodón
escuchando al mar, a mi mar,
hablar sobre la calma y la ansiedad.

Voy disgregando canciones en oraciones
aquellas que nunca faltan, que siempre acompañan
pero extraño la noche y las estrellas
y tu nombre, tu nombre escrito en la arena.

El lapislázu-liz musical que me acompaña hoy es:

La sonrisa me invade las mejillas
y de mi conjunto de ilusiones extraigo una,
es que hoy puedo todo aun contigo a la distancia
y yo contigo en tu solapa, cerca de tu latidor
sin prestar atención a lo peor de la vida
mejorando las caricias que creía perdidas

Joaquín Sabina



Yo no huyo, yo me retiro
digna y con la frente en alto
cuando mis pasos caminan gastados
cuando de algo me sirve la reingenería
cuando algo dentro late y duele al unísono.

Soy el aire que escapa de tu boca
ese que castiga lo no dicho
lo que pesa en la conciencia, en la lengua, en las heridas
mientras el sueño me vence sentada sobre mis rodillas.

No huyo, me retiro
cuando mis manos sienten tu frío
cuando la manicure de nada sirve para la vista
cuando el teléfono me mira y no habla, no tiembla 
cuando me encuentro inmersa en la seductora presión del día a día.

Yo no huyo, yo me retiro
de tu sonrisa y de mis latidos...



Cuando el día empieza húmedo, como hoy,
recuerdo tu calor nocturno
calor de amor, de protección
de conversar largas horas en la habitación
sin sentir que el día pasa, que tiene fin.

Enredada en tus palabras
no confundida, sí enamorada
rendida al sentimiento que se expresa en un suspiro
aunque ni lo ves, pero que existe en el fondo
¿pensado? mucho. Terminado en el olvido.

Mi juventud te vive a su forma
me palpitas en más de una canción en los oídos
y yo, huyéndote, no espantándote, de mi corazón
queriéndote tanto y teniendo que olvidar
quemando cenizas de ese cigarro compartido.

Me canto, me arrullo con el sonido del mundo
converso con mis manos a media lengua
las miro, tienen pedazos de tu piel
mientras cerco mis rodillas que se besan con el viento
mientras te espero con la cara en la almohada.

Sigo escondiendo las sonrisas para mañana
pero actualizando al día mis sensaciones
tratando de no encadenarte a mi memoria
aunque sea inútil escapar de las emociones
de esas que crecen no sólo en la piel, que van más allá.

Si fuera tan fácil dejar de sentir
si vieras que no quiero que sanes mis heridas
sino más bien que compartamos alegrías
es risible mi situación, lo sé, lo sé más de una vez
cuando me miro en el espejo de ese hotel.

De nada valen las canciones románticas
ni los recuerdos de madera con olor a barniz
ni las historias de viajes fantásticos, total...
siempre me despido de ti con ganas locas de abrazarte
de quedarme dormida besando tu nariz.