Lapislázuliz

Palabras en el aire que buscan ser respiradas.


No eres tú quien está detrás del humo
ni tu luz
ni tu sombra sombría.
No me queda más pasión
por rebanar en la mesa,
ni castañuelas que hacer sonar
para contigo soñar.
Sigues siendo más que caligrafía
más que 5 razones
entretejidas en un verano.
Eres, ahora, en mis dedos
como el atardecer con el sol brillando
eres esa mentira que obsesiona
que diseca mis hormonas
que desvirtúa mis teorías
Como el agua, no bendita,
que en una cruz se seca en mi lengua
a la que pertences aunque no lo creas.
Eres predecible a mis manías
a mis actos burlescos
en teatros pintorescos y primitivos.
Verano sigue siendo mi invierno
y tú,
en la noche o en el día
sigue tocando la puerta
que estoy dispuesta
a verlarte en mi insomnio
a mirarte en mi repertorio de palabras
que se cosen en mi mente,
en mi amor,
y que en mi ley se mueren.



No cruces mi puerta
quédate ahí...
en silencio, para mirarte,
observarte y perderme.
No me roces,
que tus manos no me hablen hoy
deja que sea yo quien se acerque
quien escuche tu silencio extremo
quien bese tu ojos reflejando el miedo.
Tus palabras me hablan
llenan mis oídos
a veces también mi corazón
yo le huyo a la reacción
no puedo flotar en tu rincón
somos como el agua y el aceite
pero quién soy yo para negarte
o afirmarte
que somos compatibles en el amor.

El Lapislázuliz de hoy es:




Cada uno con sus cosas
cada uno con su vida, con su amor
con su soledad imaginada y disfrutada
así éramos antes y después de conocernos
así seremos en el invierno.
Y,
si no nos vemos más
todo será igual.
El agua seguirá corriendo
como mis pasos en el silencio
como un caudal.
Tú, irás dejando huellas
por donde tus ramas crezcan.
Así,
llegará la primavera,
sin saludar o
sin despedirse se irá
y esta sonrisa a medias
que disfruta del mar
se quedará suspendida
en el aire de tus vicios
en las sábanas exquisitas,
blancas y frías
llenas de las escamas de tu piel
sintiendo más de una vez, tu brazo torcer.
No te quedes, vuela
y no vuelvas
que ya te quedaste aunque no lo creas.


El Lapislázuliz de hoy es:



                                                                      Estrella


Las palabras están ahí
fijas
intensas
como el tronco de un sauce
así es mi amor hacia el mundo.
Camino, la acera se moja
la lluvia de verano me besa
siento el viento
siento la brisa a lo lejos
y no me espanto
estoy inmóvil
los ojos cerrados
así siento
así me veo.
Estrella, mi perra,
como todos los domingos
se sienta a mi lado en la acera
me mira, le hablo como si entendiera
pone su hocico en mi pierna
se endulza y me besa
es nuestra amistad
ella escucha mis delirios
yo, la llevo a ver el mar.




Cada vez que la luna aterriza por mi ventana
cuando la noche sonriendo pasa y tú no estás,
tu ausencia hace un agujero en mi cama.
Tú me faltas, 
antes de dormir y en la madrugada.


La almohada me habla,
me recita poesías enamoradas
el sueño no llega, tarda
yo pienso en ti,
y recuerdo la primera vez que te vi venir.
Invierno, la noche, jean azul y un café. Sí. fue así.


No llegas, quizá no llegarás
yo me escondo entre el follaje frío de las sábanas
ese frío que se parece a ti  
y que tanto me gusta sentir 
un poco antes de dormir.



Cuando las horas me ven pasar
de largo, sin prisa, 
yo me escondo de la garua de la brisa
y recuerdo, estampando mi cara a la luna,
un sueño, en lo más infinito de la soledad.

La soledad, una gran amiga
y los celos, grandioso agujero en mi pecho
apetito irracional que la batalla me gana
aun no sintiéndome tan humana
y es que aún los siento cuando lo leo
cuando lo repaso en silencio
como predicando un rezo.

Un rezo que al unísono nos enredaba
como enemigos íntimos de nuestra piel
porque éramos uno, con un sólo latidor
cual pasión sentida en las pupilas
pues no era la partida ni la llegada
era el punto de equilibrio en su mirada.

Su mirada que escapó a mi voz
profiriendo palabras que vistieron de luto mi corazón
que no dibujaron sonrisas en mi habitación.
Mirada que giró en mi mundo por más de un año
que caminó como sombra a mi lado.
Mirada que hoy, sin permiso, vuelve;
y me sorprende
aun sin mirarme, sólo al hablarme.

Estuve a punto de arrinconar tu voz al vacío
de generar en mí la paz
y me detuve sin pensar.

Hoy fuimos dos perfectos extraños
que al hablar no se encontraron.

Tú y tu silencio
Tú y tu soledad
esa que me acompaña
en la que se consumen mis palabras.

Necia, intransigentemente necia soy
cuando de ti se trata
cuando apareces tan sutilmente
cuando fundamentas un escrito
cuando reclamas atención sin pedirlo.

Estuve a punto y no lo hice
lo pensé más de una vez
armé la oración perfecta,
como un jaque mate
pero no soy la reina ni tú el rey
somos como los peones
que sólo al andar se conocen.

Hoy estoy lejos de tu muerte, de tu risa y de tu suerte.
Convencida.