Lapislázuliz

Palabras en el aire que buscan ser respiradas.

Si evitamos soñarnos y nos encontramos mano con mano
en el mismo malecón,
bajo el mismo faro, sobre el mar
con la luz de un recuerdo
con la voz del olvido
con la promesa del entendimiento.

Yo te vería por fin sentado sobre las piedras
jugando con tirarlas al mar
entre diciembre y febrero
cuando el sol y la luna
se aman aún a la 5 de la tarde.

Te acompañaría,
sobre tu hombro recostada
y me quedaría de tu mano abrazada
esperando que me cantes un beso.





Y si tu lengua le cuenta a mi oído
lo dulce que es tu voz entre dormida.

Y si tus besos a las 6 de la mañana 
me despiertan sin escalofríos y me envuelves 
en la sábana de tu cuerpo tibio.

Y si tus dedos caminan sobre mi espalda
desnuda de sueños, de dolores, llena de paz.

Y si tus piernas, blancas y largas,
juegan con las mías a no dejarnos escapar.

Y si tú, con la misma calma, desabrochas los pliegues
de mi intimidad.

Y si tu alma y la mía jamás se hacen sombra en la oscuridad,
si seguimos decididos a ver el mar a través de la libertad,
si sigues a mi derecha descansando
si ves que las arrugas en la piel no son desgaste 
sino eternidad.

Yo prometo ponerle azúcar y sal a nuestra soledad.