Lapislázuliz

Palabras en el aire que buscan ser respiradas.

Foto: Trimax

Sentados,
rodillas haciendo contacto
 en la banca de la una iglesia.
Increíble suceso,
no pensado
para dos seres como tú y yo.

Cogidos de la mano,
como para no escapar
hemos mirado el mismo punto,
el equilibrio.

Beethoven se ha revelado
solo para los dos
en medio de la gente
en medio de la nada.

Su Sinfonía #9 me ha arrullado
acurrucándome en tu hombro
y,
he pensado en lo dulce
y lo amargo de la vida
mientras tus dedos han enloquecido
con la música
tiritando sobre mi pierna.

¡Pecado!
La Oda a la Alegría nos ha unido más que nunca,
nos ha envuelto entre las sábanas. 



Diciembre, veinte, dos mil cuatro
tres elementos de un día ya lejano
tres, que vienen a la mente
cuatro, si hablo de ti.

Me pregunto constantemente
qué hubiera sido si…
la amistad no se aleja aunque se entierre
así es como te quedaste.

Con una mano herida,
con un hueco en la palma
te sumergiste en eso que llaman descanso
sufriste ese último instante
te robaron todo
menos tu alma y tus libros.

El río te llevó por su cauce
y apagó tu voz
que me servía de mecedora,
cerró tus ojos y se quedó con tu olor café en el aire.

Aún recuerdo el último sueño
y tu pensamiento célebre: “No desees la muerte, igual llega”.
Yo, todos los octubres te recordaré esta frase: “Feliz cumpleaños, shipibo”.

Magda Portal

Lima
(1900 - 1989) 

Anhelo
Magda Portal

Amplíame ¡oh Dios! los horizontes
alúmbrame los mares y los vientos
estoy hundida aquí como entre muros
de obscurdad y de silencio.

No quiero más ser yedra ni ser musgo
ala yo siempre fui, ala ligera
que mi dolor no pese sobre mis hombros flacos
que no me entraben más cadenas.

Desnuda fui, desnuda soy de todo
y canto más desnuda más sin pena
que me baste saber que soy la que ama
la que ama y nada espera.

Regando voy mi sangre por la tierra
amaneciendo sobre cada surco
muriendo renaciendo
con mi lámpara a cuestas.

Que nadie vea mi costado herido
ni mis manos mordidas por las fieras
mientras no olvide el corazón su canto
sembrando iré mi estrella.

                                                                              Imagen: Peka2
Dos en punto de la madrugada
él, la neblina y yo
en una batalla interna
con un pie en la tierra,
el otro en el vacío.

Me mira, -¡salta!- me dice,
le cojo la mano derecha
y apreto hasta no sentir sus dedos
¡no puedo! sale desde el fondo de mi garganta
¡no quiero!
-¡es ahora!- replica él, imponente.
¡No mires que hay detrás, ni delante!

Con la mano izquierda seco el sudor
sobre mis labios,
Empiezo a sentir el frío del mar
mientras cierro los ojos y parpadeo.

Respiro hondo, como presagiando el final,
¡Me dejaré caer! -pienso en silencio-
Tengo tantas preguntas por resolver
por contestarme
antes de partir,
Me hago a un lado del vacío
-¿No tienes miedo?- le pregunto algo agitada,
¡No! Es en lo único que pienso.

Estamos juntos en esto -le digo-
Estamos juntos desde que nacimos.

Tus ojos cerrados,
tu mano izquierda en el pecho (cerca de tu corazón)
y la derecha en mi muslo desnudo.

Así se pasan las horas en esta habitación.
Tu cabello cae hasta tu  frente,
con dedicación aparto cada hebra para poder besarla.

Cansado, recorres con tus dedos mi cuerpo
sin esfuerzo,
te lo sabes de memoria
eres como un compás
eres la brújula.

Las horas se rompen
en nuestro vaivén,
no las sentimos en los huesos
ni en el único ombligo que nos acoge.

Así amanecemos en estas mañanas frías
y agujereadas de Lima
sin contar las horas
que pasan herméticas entre nuestra piel
hablo en singular, somos uno.


Pensar en tu nombre es empinarme,
es abrir un surco
con paciencia pero con fuerza
como pasar mis uñas
por el andén de tu espalda
es soplar las burbujas de un champán.

Pensar en tu boca es celebrar
es sentarme en la arena,
es pensar,
es dibujar con la punta de los pies
la soledad.

Pensar en ti, es creer
es bailar al ritmo de Kiss
lo que puede ser un vals,
es reír,
es conversar con tus ojos
es observar.

Pensar en ti es suficiente para amar.

Imagen: Rosaserdio

He leído nuestra vida juntos
y la he amado,
camelias, tulipanes y rosas rojas se asomaron.

Me he visto recostada en tu pecho
bajando y subiendo por tu respiración
mientras traes a la luz a Alberti,
lo repasas cerca de mis oídos
y me prometes no una casa cualquiera
una de libros donde quepamos los dos.

Vallejo, Pessoa y Spinoza están en nuestra casa,
nos saludan cuando al pasar miramos las paredes
y nos hablan mientras celebramos al amor.

Goytisolo nos recuerda esta historia
y otra vez Vallejo, incólume y febril
nos dibuja en una sola silueta.

Yo me miro en tus manos,
en tus hombros blancos a luz del sol
y no me equivoco cuando pienso
que mi mañana, hasta ahora, es tu hoy.

Un soundtrack demasiado especial.

Imagen: Antoniomas.com

No he querido comprender tu naturaleza
no, si me he reído de tu asombro por el mundo.
He divagado en el borde de tu espalda
cuando termina, cuando comienza.
He tocado tus sueños,
como cuando uno toca un libro viejo
y he fantaseado en más de uno,
creyéndome dueña de tus besos.
Tus ronquidos me han enseñado
que la bulla es buena en algunos momentos,
cuando la paz no se ha ido
y la risa invade nuestro techo con sombras melodiosas
y abriga la casa del frío limeño
aunque en Madrid el sol aún no se haya puesto.
Coincidir... coincidir es mi verbo favorito.


Y repaso tu oreja con mis dedos
aunque mi lengua se pelea con el impulso.
Lizbeth A.


Un hilo de humo se desliza de mi boca ovalada
mientras la tierra tiembla al ritmo de salón
mi cigarro se achica en cada bocanada,
llego al punto exacto del amor
las cuatro paredes que me miran se hacen ligeras
cada espacio tiene un oscuro olor.

La música es un sueño. Pensé.
Divago, me muevo lentamente en círculo
mientras más de una lengua acude a mis labios
y hablo, grito, me quejo de la nada, me quejo de mí
ante mi sombra.

Aún veo rostros cuando cierro los ojos
risas, voces malhumoradas
el sonido del mar cuando me habla,
el frío que corre entre mis cejas
y vuelvo a conocer tu belleza inmaculada.

El cigarro no se acaba, se sumerge en mis pulmones
y no puedo terminar de respirar,
tu aire y el mío,
el aire de la vida, de la noche
Lima es más que mi casa
es mi alma.

Imagen: Lizbeth Alvarado C.

La calma de tu sueño en mi almohada
tu respiración de madrugada
tus pequeñas manos congeladas en mi cabello.
Te veo tan frágil, tendida en el espacio
pero ahí estás, cansada por el juego
después del canto y el colegio.
Aún entre dormida creas una sonrisa infinita,
me arrullas, aunque sigilosa me duermo
a tu lado no hay silencios.

Si evitamos soñarnos y nos encontramos mano con mano
en el mismo malecón,
bajo el mismo faro, sobre el mar
con la luz de un recuerdo
con la voz del olvido
con la promesa del entendimiento.

Yo te vería por fin sentado sobre las piedras
jugando con tirarlas al mar
entre diciembre y febrero
cuando el sol y la luna
se aman aún a la 5 de la tarde.

Te acompañaría,
sobre tu hombro recostada
y me quedaría de tu mano abrazada
esperando que me cantes un beso.





Y si tu lengua le cuenta a mi oído
lo dulce que es tu voz entre dormida.

Y si tus besos a las 6 de la mañana 
me despiertan sin escalofríos y me envuelves 
en la sábana de tu cuerpo tibio.

Y si tus dedos caminan sobre mi espalda
desnuda de sueños, de dolores, llena de paz.

Y si tus piernas, blancas y largas,
juegan con las mías a no dejarnos escapar.

Y si tú, con la misma calma, desabrochas los pliegues
de mi intimidad.

Y si tu alma y la mía jamás se hacen sombra en la oscuridad,
si seguimos decididos a ver el mar a través de la libertad,
si sigues a mi derecha descansando
si ves que las arrugas en la piel no son desgaste 
sino eternidad.

Yo prometo ponerle azúcar y sal a nuestra soledad. 

Te veo dormir entre los brazos de la sábana
y escribo para no torturarme,
estás a mi derecha, conversando con mi respiración
mientras acaricio la calentura de tu brazo
aunque ni sientes mi tacto.

Me enseñas los caminos por los que divagas,
yo solo escucho tus discursos,
los fundamento en cada sentencia,
en cada firme decisión
en la que inviertes tus segundos al hablarme.

Y me veo en tus sueños
nadando entre tus cejas,
entre el espacio que tu piel y la mía dejan
mientras señalizas mis labios con tus formas
y yo sólo espero
porque con tu risa llega la calma a mi tormenta.


Y este soundtrack está recién estrenado:

Admiro su belleza, pero temo su ironía.
Mérimée


Y yo te he visto llorar sobre las piedras,
no por mí, no por nadie,
sólo por ti y tu belleza herida.

Y te he admirado,
he besado tu piel con mis dedos
nunca a tu alma
no me dejabas entrar en ella.

Entendí tu silencio...


Estos días, los que pasaron
los que vienen
te abrazan a mí,
te encierran en la cárcel de mis besos
que construiste indestructible
para que ni la distancia la supere.

Tus huellas, ahora que no estás
brotan como la miel
dulces sin hastiar,
las reproduzco en mi piel
y te niegan el abandono espiritual.

Magnífica tu alma que vuela y vuelve
que se queda en la penumbra de mis celos
que espera la mirada insegura de mi deseo
y te ríes, de alegría extrema
y lloras, lloramos
cuando cada uno se aleja.


Gracias por el soundtrack, Tulipán.

                                                                   Huanta, Ayacucho - Perú

Los dedos en la frente
los pies descalzos en el barro después de la lluvia
las miradas a las nubes negras aún
la gente, por vez primera, se acuesta en la acera
esperando el rayo de Dios
¿llegará aquél rayo impetuoso?
Ellos creen que sí,
¿yo?
qué importa lo que yo pienso
si existe la fe.

Ya dan las 4 de la mañana
me veo recostada en un santo
que no sé cómo se llama
que me mira como Dios lo haría
profano su casa y me duermo.
Hay miles como yo
hay miles, pero nos separa la indiferencia
de recibir la hostia hoy
pero qué importa lo que yo pienso
si existe el amor.





Hablas en el aire
y las ondas de tu voz me transportan hasta tus hormonas
camino en el limbo del amor.
Tropecé. Otra vez.

Peco en tus manos,
porque tus huellas me calientan.
Existo en tus besos
aunque me suenen a silencio.

Peco con amor
te peco en mí.


Mi cuerpo es un cuaderno
en el que sólo yo escribo
en el que te dejo hacerlo.
En él,
los colores se disuelven
se filtran
las grafías se inspiran en tus manos
y te miran. 
Soy tuya
en cualquiera de las formas
y hasta mis heridas se camuflan
para ir a la guerra de tus besos.

Veo rostros dormir a mi alrededor
ninguno se parece a ti,
no tienen tu expresión,
la de soñar con amor
ni tu sonrisa,
la del trance a la imaginación.

Y me pregunto
                  ¿dónde estarás?
qué sábanas pisarán tus talones
qué suelo besarás
en qué almohada despertará tu cara
pura, sin máscaras, apoyada.

Y no me respondo
                     por miedo al olvido.
Será que aún te quiero
en silencio,
pero las horas pasan
y no señalas mi casa.

Ya no me asomo a la ventana
a esperar tu llegada
los minutos son exactos
ya no hay prórroga de amor en mi reloj.

¿Volverás?
Aquí te espero.


                                                                    A mamá

Yo aprendí a ser mujer
desde que mi madre me acarició
en su asimétrico pedazo de piel
desde que me hizo conocer el mundo
por primera vez.
Mujer, con los días
con los años impregnados,
hembra,
a veces, débil y tan pura
otras tantas tan febril en la locura,
muchas otras, tan fuerte, tan firme, tan dura.
Tan mujer cuando al espejo me miro
y el tiempo, todo cambia
todo lo sitúa
y aprendo
una y otra vez cuando las arrugas de mi abuela veo
cuando las cuento en silencio
y sé lo que soy
y lo que quiero seguir siendo.



No puedo negociar mi estado de cambio
los días pasan y no avisan que no regresan.
El cabello crece, y los pasos se desgastan
los míos no son coherentes.
Repaso esa sonrisa que palpita en mi mente
sonrisa que no me deja opción al recuerdo.
El mar estaba bravo cuando yo nací
se alejaba y no regresaba.
Crecí
y cuando pude sostenerme en pie
me quedaba en la orilla
sentada
fastidiando a la arena,
metíendola en mis silencios.
Hace un tiempo los casetes eran azul
no existía la Internet
usaba charol en los pies
negros y blancos,
vestidos almidonados
olor a lavanda en la piel.
Lo único que conservo ahora
es la música y el perfume
que nunca se irán de mi ser.
Crecí así, moriré de igual manera
entre la lavanda, el mar y  la arena.


No eres tú quien está detrás del humo
ni tu luz
ni tu sombra sombría.
No me queda más pasión
por rebanar en la mesa,
ni castañuelas que hacer sonar
para contigo soñar.
Sigues siendo más que caligrafía
más que 5 razones
entretejidas en un verano.
Eres, ahora, en mis dedos
como el atardecer con el sol brillando
eres esa mentira que obsesiona
que diseca mis hormonas
que desvirtúa mis teorías
Como el agua, no bendita,
que en una cruz se seca en mi lengua
a la que pertences aunque no lo creas.
Eres predecible a mis manías
a mis actos burlescos
en teatros pintorescos y primitivos.
Verano sigue siendo mi invierno
y tú,
en la noche o en el día
sigue tocando la puerta
que estoy dispuesta
a verlarte en mi insomnio
a mirarte en mi repertorio de palabras
que se cosen en mi mente,
en mi amor,
y que en mi ley se mueren.



No cruces mi puerta
quédate ahí...
en silencio, para mirarte,
observarte y perderme.
No me roces,
que tus manos no me hablen hoy
deja que sea yo quien se acerque
quien escuche tu silencio extremo
quien bese tu ojos reflejando el miedo.
Tus palabras me hablan
llenan mis oídos
a veces también mi corazón
yo le huyo a la reacción
no puedo flotar en tu rincón
somos como el agua y el aceite
pero quién soy yo para negarte
o afirmarte
que somos compatibles en el amor.

El Lapislázuliz de hoy es:




Cada uno con sus cosas
cada uno con su vida, con su amor
con su soledad imaginada y disfrutada
así éramos antes y después de conocernos
así seremos en el invierno.
Y,
si no nos vemos más
todo será igual.
El agua seguirá corriendo
como mis pasos en el silencio
como un caudal.
Tú, irás dejando huellas
por donde tus ramas crezcan.
Así,
llegará la primavera,
sin saludar o
sin despedirse se irá
y esta sonrisa a medias
que disfruta del mar
se quedará suspendida
en el aire de tus vicios
en las sábanas exquisitas,
blancas y frías
llenas de las escamas de tu piel
sintiendo más de una vez, tu brazo torcer.
No te quedes, vuela
y no vuelvas
que ya te quedaste aunque no lo creas.


El Lapislázuliz de hoy es:



                                                                      Estrella


Las palabras están ahí
fijas
intensas
como el tronco de un sauce
así es mi amor hacia el mundo.
Camino, la acera se moja
la lluvia de verano me besa
siento el viento
siento la brisa a lo lejos
y no me espanto
estoy inmóvil
los ojos cerrados
así siento
así me veo.
Estrella, mi perra,
como todos los domingos
se sienta a mi lado en la acera
me mira, le hablo como si entendiera
pone su hocico en mi pierna
se endulza y me besa
es nuestra amistad
ella escucha mis delirios
yo, la llevo a ver el mar.




Cada vez que la luna aterriza por mi ventana
cuando la noche sonriendo pasa y tú no estás,
tu ausencia hace un agujero en mi cama.
Tú me faltas, 
antes de dormir y en la madrugada.


La almohada me habla,
me recita poesías enamoradas
el sueño no llega, tarda
yo pienso en ti,
y recuerdo la primera vez que te vi venir.
Invierno, la noche, jean azul y un café. Sí. fue así.


No llegas, quizá no llegarás
yo me escondo entre el follaje frío de las sábanas
ese frío que se parece a ti  
y que tanto me gusta sentir 
un poco antes de dormir.



Cuando las horas me ven pasar
de largo, sin prisa, 
yo me escondo de la garua de la brisa
y recuerdo, estampando mi cara a la luna,
un sueño, en lo más infinito de la soledad.

La soledad, una gran amiga
y los celos, grandioso agujero en mi pecho
apetito irracional que la batalla me gana
aun no sintiéndome tan humana
y es que aún los siento cuando lo leo
cuando lo repaso en silencio
como predicando un rezo.

Un rezo que al unísono nos enredaba
como enemigos íntimos de nuestra piel
porque éramos uno, con un sólo latidor
cual pasión sentida en las pupilas
pues no era la partida ni la llegada
era el punto de equilibrio en su mirada.

Su mirada que escapó a mi voz
profiriendo palabras que vistieron de luto mi corazón
que no dibujaron sonrisas en mi habitación.
Mirada que giró en mi mundo por más de un año
que caminó como sombra a mi lado.
Mirada que hoy, sin permiso, vuelve;
y me sorprende
aun sin mirarme, sólo al hablarme.

Estuve a punto de arrinconar tu voz al vacío
de generar en mí la paz
y me detuve sin pensar.

Hoy fuimos dos perfectos extraños
que al hablar no se encontraron.

Tú y tu silencio
Tú y tu soledad
esa que me acompaña
en la que se consumen mis palabras.

Necia, intransigentemente necia soy
cuando de ti se trata
cuando apareces tan sutilmente
cuando fundamentas un escrito
cuando reclamas atención sin pedirlo.

Estuve a punto y no lo hice
lo pensé más de una vez
armé la oración perfecta,
como un jaque mate
pero no soy la reina ni tú el rey
somos como los peones
que sólo al andar se conocen.

Hoy estoy lejos de tu muerte, de tu risa y de tu suerte.
Convencida.




Yo no busco consuelo,
no busco un hombro para el recuerdo,
ni una pesadilla que me sorprenda,
ni un viernes de boleto.

No busco un anillo que encaje en mi anular derecho,
menos una mirada prestada o un incomprendido beso.
No busco el olvido,
ni la belleza en el espejo.

No busco una compañía de cera
ni una salida a medias,
ni el amor en una canción,
menos un libro para distracción.

No busco,
todo llega sin anuncio y en silencio.



Hermoso como el brillo de sol
tenue como garúa
limpio como el cielo luego de la lluvia.

Así es tu amor y tu mirada
así me estampas en la frente una pincelada
con tu sonrisa amplia y sagrada
con tu paciencia hereditaria
o
cuando me regañas y no hablas
cuando con tu dedo acusador aún me matas.

Me atrapas en tus travesías
y navego contigo por el mismo sendero
con tus historias bien guardadas.

Así somos tú y yo
como el Mayo* fresco e impetuoso en enero
con la sangre que corre en nuestras venas,
como la misma selva.

Cómo no esperarte cuando niña
sentada en el umbral de la puerta
aguardando tu maletín y mi margarita**...
los papeles cambian, ahora soy yo a la que esperas
pero como antaño, tus dedos aún limpian mis lágrimas
aunque de vez en cuando son tus lágrimas las que enjuagan mi alma.


* Nombre de uno de los ríos principales de Moyobamba, San Martín - Perú. En lengua quechua "mayo" es equivalente a "río". Pero los pobladores de la zona le llaman el "río Mayo".
** Paquete de galletas llamadas "Margaritas".

(Si escuchas la canción mientras lo lees, sería genial)

Yo quiero amarte hoy por si mañana ya no hay vida
Quiero amarte hoy sin cargos de conciencia
Amarte de cerca o de lejos
Y que tú lo sepas y no te arrepientas.

Quiero besarte bajo esta lluvia de verano
y que te agotes,
dejarte sin aire
y recostarte en mi pecho para que descanses.

Quiero amarte sin prisa,
bailarte al sonido de una danza huambisa*
y vivir, por un momento, de tu sonrisa
o del brillo de tus ojos ante tu serie favorita.

Quiero amarte hoy
mirando la tele recostados en la cama
tomando una cuzqueña** helada
y amar tu amor hacia lo que haces
con tanta pasión, con tanta convicción.

Quiero amarte hoy por quien eres
sin poses ni disfraces
y que por fin me ames con el mismo amor
que un día, a medias, me presentaste.

* Comunidad nativa del Perú.
** Cerveza marca Cuzqueña.

El lapislázu-liz de hoy es:



Caminaba en medio del desierto imaginario
mi alma cansada de ruidos externos
mi boca hastía de besos inconexos
y mis manos, pequeñas, en el aire
solas flotaban como buscando un verso.

Señales que de esa pluma me llegaban
no las entendía, ya ni esfuerzo hacía
eran sólo palabras
que me vencían
que me intrigaban
pero que no me llenaban.

Sin querer, tú aterrizaste
la tierra árida te miraba
pero la luna aún me mecía engatuzada
por otro hechizo,
del que aún no despertaba.

Hasta un jueves en el que suspiraste ese verso
que mis manos buscaban
Benedetti te alumbraba
y yo
sentada
no te rozaba
no te olía,
no te veía,
sólo escribía y te escuchaba.



No es la brisa entrecortando los dedos
ni la tijera contorneando un trozo de papel
es la metáfora de la última ilusión
viendo las sonrisa a medias crecer.

Ella, pálida, ausente ya de todo mal,
sentada en medio del reflejo de la luna
con música de cine medieval
dibujando en el suelo
la locura de la mitad de su figura.

Del sueño que invade su recuerdo
de su mente reteniendo locuciones
esas que no quiere escuchar
que le ganan a la voz del mar.

Él, su protector, navega en la orilla
amándola de principio a fin
creyendo vencer a sus fantasmas
destruyéndose, él, sin saber.

Reparando sus lágrimas insanas
acariciando sus cabellos al dormir
intentando sanarla con amor
pero la enfermedad es sincera
la aleja y se la lleva.




Si alguien me preguntara ¿qué es la vida?
Yo diría que es como la ruleta rusa porque
subes, bajas, corres, caminas a la deriva
bajo la lluvia, en silencio o con bulla.


Cuando pienso en un ángel
me acuerdo de ti, pequeño y elegante
con las palabras exactas y la sonrisa constante
el niño o adulto sobre un papel caminante.


Mi alma agradece tus gestos propicios
tu caricia justa en ese instante
soy tan transparente contigo que no necesito esconderme
antes que nada, mi amigo, confidente y otras veces, mi amante.


Gracias por estos días, eternos instantes…





"Soy sola" dice Ana Prada y mientras la escucho
mirando el mar de Naplo a las 6.30 pm.
recuerdo lo dulce que es verme tendida en una hamaca
con mi infaltable libreta y un lapicero ocasional
como tú, amante distante.

Es verano ya y no parece
el cielo es triste hoy
el mar, el mar, el mar (suspiro)
me acaricia la piel erizándome desde abajo
aunque dure un instante.

Repaso el silencio de nuestra última charla
cambio de lugar y me vuelvo tú
pero prefiero seguir siendo yo
con todo lo que eso implique
hasta emocionarme con una canción del F.

Ya termino con esto,
voy explorando la arena con los dedos
como si buscara algo, deseando encontrarte
en algo funciona porque
finalmente yo me encuentro en ella
y eso es lo más importante.

El lapislázu-liz de hoy no es ni de Ana Prada ni de Daniel F pero es dedicado a mí: