Admiro su belleza, pero temo su ironía.
Y yo te he visto llorar sobre las piedras,
no por mí, no por nadie,
sólo por ti y tu belleza herida.
Y te he admirado,
he besado tu piel con mis dedos
nunca a tu alma
no me dejabas entrar en ella.
Entendí tu silencio...
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