Lapislázuliz

Palabras en el aire que buscan ser respiradas.



Cuando las horas me ven pasar
de largo, sin prisa, 
yo me escondo de la garua de la brisa
y recuerdo, estampando mi cara a la luna,
un sueño, en lo más infinito de la soledad.

La soledad, una gran amiga
y los celos, grandioso agujero en mi pecho
apetito irracional que la batalla me gana
aun no sintiéndome tan humana
y es que aún los siento cuando lo leo
cuando lo repaso en silencio
como predicando un rezo.

Un rezo que al unísono nos enredaba
como enemigos íntimos de nuestra piel
porque éramos uno, con un sólo latidor
cual pasión sentida en las pupilas
pues no era la partida ni la llegada
era el punto de equilibrio en su mirada.

Su mirada que escapó a mi voz
profiriendo palabras que vistieron de luto mi corazón
que no dibujaron sonrisas en mi habitación.
Mirada que giró en mi mundo por más de un año
que caminó como sombra a mi lado.
Mirada que hoy, sin permiso, vuelve;
y me sorprende
aun sin mirarme, sólo al hablarme.